Director: John Maclean
Guionista: John Maclean
Cast: Kodi Smit-McPhee, Michael Fassbender, Ben Mendelsohn
Duración: 84 m
País: UK/New Zealand
Nota: 7/10
Cómo pasar a los clásicos por la licuadora, servir y verter: todo listo, receta de John Maclean. Slow West es la enternecedora reformulación de Romeo y Julieta, del Quijote, y los clásicos del oeste americano con una perspectiva que se aleja de la típica visión de la caza de los nativos. Y lo cierto es que funciona muy bien. Es un western ligero con cierto sabor a comedia y el clásico toque de sal que le añade la batalla del seco espacio que habitan los personajes. Es un mundo al que no le faltan claroscuros. Una historia adecuada para un mundo al que la inmigración le acucia una vez más. Creo que es una película que refresca el sentido de la palabra Western.
Jay Cavendish (Smit-McPhee) es un joven escocés cuyo amor por una muchacha le lleva hasta los bastos y áridos terrenos del oeste americano. Despiezando su pasado y su historia con la muchacha, descubrimos nuevos personajes y el concepto de prófugos se atañe a la que tanto ama, Rose (Caren Pistorius), y a su padre (Rory McCan) . Para nada corto, en el guión de Maclean, podemos ver como Cavendish es el clásico personaje altanero y heredero de fortunas que reniega de sus progenitores, en este caso su padrino, para una vida menos ociosa, más familiar y cercana. Para compensar la juventud, la esperanza y la bravuconería estúpida de su misión, entra en escena el segundo gran pilar de la película: un cazarecompensas nacido en esas tierras, un gato pardo que se ofrece a llevar al protagonista hasta su amada por dinero. Silas (Michael Fassbender) no tan solo sirve de contrapunto del protagonista sino que aporta mucho más a la película: desde su pasado con un conocido bandido interpretado por Ben Mendelsohn hasta el hecho de saber que le está utilizando para llegar a la recompensa puesta sobre Rose y su padre.
Con todo este embrollo y unos grandes espacios, Maclean obra fantásticamente salvo por esos extraños planos que resultan en enfocar y desenfocar mitad de la pantalla, un fallo que me desagradó y me despegó del interés. Convirtiendo la obra en una orgía de tramas amorosas y fraternales que explotan en los últimos veinte minutos con esa extraña especia que es la comedia irónica que aplica, la obra obtiene un muy buen resultado en el espectador.
Se trata de una historia enternecedora, de la evolución de un personaje a quien se le insufla un poco de bondad y esperanza y que, pese a conocer la miseria y el horror que rezuman de esas tierras, se antepone y decide plantar cara a tales ideas con la intención de construir algo nuevo. El trabajo entre Fassbender y Smit-McPhee es gran parte del trabajo de la obra, junto a un sólido e interesante guión.
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